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Castración o constitución subjetiva. Entre la teoría y la clínica, la posición del analista

Actualizado: 20 abr 2023


Crédito imagen: Ernesto Bertani


En este escrito se busca la construcción de un puente firme entre la teoría que conocemos y la posibilidad de mantenerla permeable, de distinguir los mecanismos de poder en su constitución, mostrando que el psicoanálisis que valoramos solo va a seguir siendo el mismo, si cambia. Recorre sus líneas la importancia de lo paradojal que Winnicott nos legó.




por Alicia Rozental*



¨ …Y me voy a quedar un rato. En el cruce. Porque es el único sitio que existe, lo sepan o no. No existe ninguna de las dos orillas. Estamos todos en el cruce. Y es desde el cruce desde dónde les hablo, como el monstruo que ha aprendido el lenguaje de los hombres.¨

Paul B. Preciado



I


Los estudios de género y también algunos psicoanalistas critican algunos conceptos de la teoría y también determinados modos de practicarla por ser normativizantes (o heteronormativizantes). Algunos trabajos de analistas nos confirman los motivos de esas críticas. El desafío es pensar, preguntarnos, poner a trabajar nuestra posición.

¿Cómo pensamos, desde nuestra lectura de la teoría psicoanalítica, las novedades que traen los estudios de género? ¿Cuál es nuestra posición como analistas respecto de los requerimientos que las transformaciones de la época nos proponen en relación con la sexualidad?

Escuchamos en nuestra formación y también en la actualidad, lecturas patologizantes relacionadas con determinadas elecciones de objeto y con determinadas "identidades" sexuales. Lecturas apoyadas en determinados lugares de la teoría o en determinados modos de leerla. Todos nosotros estamos marcados por los prejuicios de la época en la que vivimos y por los prejuicios de época que marcaron a nuestros maestros. Desde allí partió la idea de revisar el concepto de castración, sabiendo que el modo de entender este concepto central determinará nuestra posición y nuestra escucha. O que nuestra posición dará cuenta de la lectura que tenemos, aun sin saberlo en algunas ocasiones. Entendemos que hay una relación entre nuestra posición en la clínica y nuestra lectura de la teoría.

Se tratará, entonces, de pensar la lectura y la consecuente escritura que hacemos de la teoría, así como también la relación de esta lectura/escritura con la clínica que sostenemos


II


El comienzo de la Significación del falo (1958) es una vía de abordaje. Este escrito nos dice al comienzo que el complejo de castración inconsciente tiene una función de nudo en la estructuración de los síntomas, es decir, de aquello que es analizable en la estructura. Y tiene también esta función en la instalación en el sujeto de una posición inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo ideal de su sexo, ni responder a las necesidades de su partenaire en la relación sexual, así como tampoco podrá alojar con justeza las necesidades del niño que es procreado en ellas. Habría para Lacan una relación entre estas dos cuestiones: síntomas y posición inconsciente.

La castración tiene, entonces, función de nudo en la estructuración de los síntomas y en la posición inconsciente de un sujeto, y esta posición va a determinar su posición sexuada. La castración es el anudamiento posible que en cada sujeto ordenará sus síntomas y su goce.

Interrogar cómo opera el discurso psicoanalítico en relación con este anudamiento es un buen modo de comenzar a encarar la cuestión. En el seminario 20 Lacan nos da una pista, cuando comienza a hablar del goce, al inicio del seminario, dice: "nada obliga a nadie a gozar, salvo el superyó", viene hablando del usufructo y de lo que hace el derecho con el usufructo, distribuye, reparte. El superyó es otra cosa, es el imperativo de goce. Continúa diciendo que es justamente allí donde se encuentra el punto de viraje que el discurso psicoanalítico interroga. Allí es donde opera el discurso psicoanalítico, en relación con el goce referido al superyó en tanto imperativo. Allí ubica la ética del psicoanálisis. El análisis ofrece el encuentro con la castración, y este encuentro pacifica al superyó. Sólo el penar de más justifica nuestra intervención.


III


Daniel Ripesi, en su presentación en el seminario, parte de considerar las críticas que hacen los estudios de género a la teoría psicoanalítica. Ubica puntos de crítica en la teoría psicoanalítica (escuela inglesa) equivalentes a las que hacen los estudios de género. Se refiere a críticas que diversos autores realizan a conceptos basados en el sentido común y en los prejuicios. Propone para su presentación dos títulos: ¿Cómo pensar el binarismo? o ¿Cómo pensar la subjetividad por fuera del binarismo? Nos dice que la teoría psicoanalítica necesita del binarismo para constituirse y nos agrega que Winnicott advierte que determinados acontecimientos de la clínica rompen el binarismo y obligan al psicoanalista a soportar un no saber. Se tratará para este autor de soportar las tensiones entre opuestos, transformando el conflicto entre ellos en paradoja, con el objetivo de desplegar un riesgo. La realidad es realidad y delirio. La salud tendrá que ver con la capacidad del neurótico de aceptar la realidad y con la capacidad del psicótico de transformarla. Ubica a la capacidad de jugar entre la locura y la cordura. La paradoja es lo que queda por fuera de una lógica binaria, lo que permite soportar las tensiones.

Melanie Klein también sale del binarismo niño-adulto para poder darle la palabra al niño. Me animaría a decir, tomando a Winnicott, que no sólo algunos acontecimientos de la clínica plantean la ruptura del binarismo, sino que la clínica misma lo hace; para escuchar es necesario salir de los binarismos. Hay que salir del binarismo para darle la palabra a la clínica. Los conceptos de "experiencia" y "acontecimiento" son significantes importantes para quien escribe a modo de dedicatoria en su libro Realidad y juego: "a mis pacientes que fuerzan ese estado de no saber." Experiencia y acontecimiento son los nombres que da Winnicott a la clínica. La interpretación en Winnicott tiene la función de mostrar los límites del analista.

Sin duda cuando Lacan habla del "objeto a" también habla de un más allá de los significantes. Evoco el seminario 10 cuando dice que el "a" representa al sujeto en su real irreductible, el "a" representa al sujeto en tanto escapa al lenguaje (a los significantes). Localiza al sujeto en tanto irreductible al significante. Allí se inscribe el sujeto, en tanto representado por un significante para otro significante, en el intervalo. (Y aquí se asienta un antecedente de lo que luego desarrolla en las fórmulas). También Lacan dice que el ser tiene que ver con el discurso amo, ser hombre, ser mujer, trans, homosexual… Ser psicótico, neurótico, perverso. El discurso analítico abre otra dimensión.

Celebro haber escuchado en el seminario decir algo de esto con las palabras de Winnicott. Y me pregunto cómo dar cuenta de la clínica y cómo construir teoría (o leerla) saliendo de los encorsetamientos que las categorizaciones (binarismos) pueden producir. La ficción, la creación de un estilo literario, la poética, las prácticas escriturales que dan cuenta de la singularidad del sujeto, fueron las distintas propuestas que se escucharon a lo largo de las clases.

Retomando el título con el que Ripesi nombró a su presentación, propongo que hay subjetividad sólo por fuera de los binarismos, que hay clínica y posibilidad de escuchar sólo por fuera de los binarismos y que es necesaria una teoría o una lectura de esa teoría que de cuenta de que no se trata de los binarismos.



IV


Vuelvo a la pregunta relativa a la construcción de la teoría, a su lectura o escritura. Quiero recordar el escrito de Foucault ¿Qué es un autor? En este texto Foucault se pregunta qué es un autor, propone que en la escritura el sujeto que escribe no deja de desaparecer, la marca del escritor ya no es sino la singularidad de su ausencia, le es preciso ocupar el lugar del muerto en el juego de la escritura. Se trata para él, no de la desaparición del autor sino de localizar el espacio que quedó vacío con la desaparición del autor, se trata de seguir con la mirada el reparto de lagunas y de fallas, y localizar las funciones que esta desaparición hace aparecer. Una de las posibilidades es la de construir una función transdiscursiva que convierte al autor en "instaurador de discursividad". El autor puede aparecer como fundador de discurso. Nos dice que en el siglo XIX en Europa surgen unos autores singulares que no deberían confundirse con los grandes autores literarios, ni con los autores de textos religiosos canónicos, ni con los fundadores de ciencias. Se refiere a Marx y a Freud. Los llama "fundadores de discursividad". No son solamente autores de sus obras y de sus libros, produjeron algo más: la posibilidad y la regla de la formación de otros textos. No solamente son autores de su propio texto. Establecieron una posibilidad indefinida de discursos. Abrieron el espacio a algo diferente de lo que ellos escribieron y que sin embargo pertenece a lo que fundaron. Freud hizo posibles un cierto número de diferencias respecto de sus textos, de sus conceptos y de sus hipótesis que pertenecen todas al discurso psicoanalítico. El concepto de libido no es el mismo en Melanie Klein o Abraham, Freud hizo posible las diferencias.

Estos discursos exigen que se regrese al texto de origen, se regresa a lo que está marcado en el hueco, en ausencia, como laguna en el texto, se regresa a un cierto vacío que el olvido ha esquivado o enmascarado, que ha recubierto con una falsa o mala plenitud. El retorno debe descubrir esa laguna y esa carencia. El juego que caracteriza a estos retornos a la instauración discursiva, consiste en decir esto ya estaba allí, bastaba con leer. Hacía falta poder leerlo. También se puede decir que eso no estaba allí pero es posible leerlo en lo que se dice o a través de las palabras, en su espaciamiento, en la distancia que las separa. O a partir de una nueva realidad.

El retorno forma parte del discurso mismo. El retorno al texto freudiano modifica al psicoanálisis. Es porque es un texto de autor que se vuelve a él.

Este desarrollo de Foucault nos permite pensar que la teoría freudiana, en tanto formadora de discurso, es una teoría afectada de aquello de lo que da cuenta, afectada de castración. Es una teoría que da espacio a la singularidad que la transforma. Y la transformación implica que siga siendo psicoanálisis y que se reescriba desde la clínica de cada analista.



V


Me interesa ahora ubicar los estudios sobre género como lo hace Ripesi, en el mismo lugar en el que él ubicó las críticas de Winnicott y Melanie Klein, rompiendo el binarismo. Según su desarrollo los puntos que funcionan como críticas en Winnicott como Melanie Klein son los que permiten hacerle lugar a la subjetividad. Los estudios de género operarían permitiéndonos leer la teoría, o escribirla, por fuera de los binarismos. Es desde ese lugar que que es posible la escucha, ese es el lugar del analista, el no saber. Salir de los binarismos (de las categorizaciones) nos permitirá escuchar al sujeto y operar sobre sus goces, pacificando al superyó. Pasar del penar de más al vivir la pulsión.

Paul Preciado quizás nos permita leer las fórmulas de la sexuación. Dice así:


¿De verdad ustedes se creen que son homosexuales o heterosexuales, intersexuales o transexuales? ¿Les preocupan estas distinciones? ¿Confían en ellas? ¿Reposa sobre ellas el sentido de su identidad como ser humano? Si sienten un temblor sobre su garganta al oír una de estas palabras no lo acallen. Permítanme decirles que la homosexualidad y la heterosexualidad no existen por fuera de una taxonomía binaria y jerárquica que busca preservar el dominio del pater familia sobre la reproducción de la vida… no existen por fuera de una epistemología colonial y capitalista que privilegia las prácticas sexuales reproductivas en beneficio de una estrategia de gestión de la reproducción de la fuerza de trabajo… de la reproducción de la población que consume. Es el capital y no la vida lo que se reproduce.
Ser hombre o mujer, ser, es discurso amo. 
No soy un hombre. No soy una mujer. No soy homosexual. No soy tampoco bisexual. Soy un disidente del sistema sexo–género. Soy la multiplicidad del cosmos encerrada en un régimen epistemológico y político binario, gritando delante de ustedes. Soy un uranista en los confines del capitalismo tecnocientífico. No les traigo ninguna noticia de los márgenes, sino un trozo horizonte.
Me fue asignado género femenino en el nacimiento. Se dijo de mi que era lesbiana. Decidí auto administrarme dosis regulares de testosterona. Nunca pensé que fuera una mujer. Era muchos. Nunca me consideré transexual. Quise experimentar con la testosterona. Me interesa su viscosidad, la imprevisibilidad de los cambios que provoca, la intensidad de los afectos que estimula cuarenta y ocho horas después de la inyección. Y su capacidad, si las inyecciones son regulares, de hacer la identidad, de hacer aparecer estratos orgánicos del cuerpo que de otro modo habrían permanecido invisibles…
No pedí testosterona a las instituciones médicas como terapia para curar una supuesta "disforia de género" . Quise funcionar con la testosterona, producir la intensidad de mi deseo en conexión con ella, multiplicar mis rostros metamorfoseando mi subjetividad, fabricar un cuerpo como se fabrica una máquina revolucionaria. Deshice la máscara de la feminidad que la sociedad había dibujado sobre mi cara hasta que mis documentos de identidad se volvieron ridículos, obsoletos. Y después, sin escapatoria, acepté identificarme como transexual y "enfermo mental" para que el sistema médico legal pudiera reconocerme como cuerpo vivo humano. He pagado con mi cuerpo el nombre que llevo.

En el seminario De un discurso que no fuese semblante, en la clase del 17 de febrero, Lacan dice que la función del falo vuelve insostenible la bipolaridad sexual. Le Gauffey aclara que la función fálica es la escritura de una relación que enlaza dos series. Las dos series que enlaza no son hombres y mujeres, se trata de la serie de cada ser hablante con el goce que le llega a rozar por el lenguaje.

Lacan en el seminario 19, O peor, en diciembre de 1971 nos dice que, si él escribe las fórmulas de la sexuación, es porque no sabe para nada, qué es la castración, (hay otra versión, otra traducción del seminario en la que dice que (no) lo sabe todo sobre la castración) si las escribe es para reescribir, para volver a entender (o para dar cuenta) el concepto de castración.

Las fórmulas de la sexuación son el modo que encuentra Lacan (en los años 1972–1973) para leer o escribir el concepto de castración.

En la parte de arriba del cuadro nos dice que no hay universal al modo aristotélico del lado hombre porque la excepción (existe uno que no está afectado por la función fálica) objeta el universal (todo x fi de x). Del lado mujer no hay excepción (no existe un x, no fi de x) esto quiere decir que no todo x está afectado por la función fálica, sin excepción. De ese lado es una por una. Descompletado el lado hombre y el lado mujer podemos decir que no hay complementariedad, y por lo tanto, decimos también que no hay binarismo. Un lado afirma la existencia de la excepción y otro la niega. Se trata, como Lacan allí lo dice, del goce.

En la parte de abajo escribe unas letras para permitirnos inscribir el goce de cada sujeto, nos da elementos para poder escuchar y así intervenir en relación con el goce de cada sujeto, alojando y permitiendo el anudamiento que posibilite pacificar el sufrimiento. Cada sujeto podrá inscribirse en ese cuadro según su goce y la castración no es más que el anudamiento posible. La intervención analítica en el mejor de los casos va permitiendo anudamientos menos sufrientes. Es allí dónde se opera, vía transferencia suspendiendo nuestras convicciones, ideales y prejuicios.

Que se trate de la escritura del goce de cada sujeto, implica también que no se trata de neurosis, psicosis y perversión, es un cuadro que nos viene a decir que en el trabajo analítico con cada sujeto se trata de la escucha y reescritura del goce que está en juego, del anudamiento posible.

Agrego una cita que me acercó Viviana Garaventa y que nos enriquece la lectura de las fórmulas. En el atolondradicho Lacan dice que, en la parte superior del cuadro de las fórmulas, es una línea punteada la que separa el lado hombre y el lado mujer, dice allí explícitamente que esto indica que se trata de las dos mitades del sujeto.


VI


Por último y para finalizar quiero volver a traer dos conceptos de Giorgio Agamben que alguna otra vez traje para pensar la transferencia y también para pensar el juego. Son conceptos que desarrolla en relación con modos en los que el piensa la operatoria de liberarse del poder político. El texto que trabajé en esta oportunidad se denomina "Hacia una potencia destituyente". Me parecieron conceptos interesantes para pensar la constitución del sujeto, o la castración que es un modo de pensar la constitución subjetiva: la operatoria de "desasirse" de la autoridad parental (del Otro). Los traigo para pensar también la teoría, una relación con la teoría que sea afín a nuestra práctica, como dije anteriormente una teoría que esté afectada de castración. Se trata de los conceptos de uso y de desobrar.

Agamben dice que la acción y la propiedad, (la acción y la praxis) estuvieron en el centro de la política y del derecho. Se trata para él, entonces, de sustituir estos dos conceptos por los de uso y desobrar. El uso lo piensa para concebir una relación con el mundo como inapropiable. El paisaje donde uno no puede sino extraviarse es un ejemplo de esta relación con el mundo. Pero ubica también la lengua y el cuerpo que son siempre objeto de un uso común, pero no de una apropiación.

El uso en griego es un verbo medio, ni activo, ni pasivo, como nacer o morir. Lo interesante de este verbo es que efectuando una acción el sujeto se afecta a sí mismo. El sujeto es creado por la acción, por su relación con la cosa. La acción afecta al sujeto. (No puedo sino pensar en subjetivarse, la operatoria que produce la castración)

(Hacer uso del retorno es sentir nostalgia, hacer uso de la mano, dar un puñetazo…)

Desobrar es desactivar, volver inoperante.

El hombre no tiene una obra propia, específica, como la del carpintero, flautista o escultor. Toma la idea de Aristóteles que dice que el esclavo es un hombre cuya obra es el uso de su cuerpo. Dice que Aristóteles la deja caer y él la desarrolla proponiendo que la obra propiamente humana es desobrar.

La praxis propiamente humana es aquella que volviendo inoperantes las obras de la economía, el derecho o la teología, las obras como posibilidad, vuelve posible un nuevo uso de ellas. Y el ejemplo que da es el poema. Define a la poesía como la operación lingüística que consiste en neutralizar las funciones informacionales y comunicativas del lenguaje para abrirlo a un nuevo uso que se llama poema.

De esto se trata lo que sucede en transferencia, en tanto operatoria subjetivante, de esto se trata en la castración en tanto anudamiento que posibilita la entrada en la sexualidad. Hacer un nuevo uso del cuerpo. Suspendiendo operaciones económicas y biológicas la acción del uso y del desobramiento muestran qué puede el cuerpo humano, lo preparan para un nuevo uso posible. Agamben lo piensa en relación con lo político, desplazar el núcleo de lo político, de la praxis al desobrar y volver inoperante el poder de la biopolítica. Ubica la fiesta, la danza, la máscara, como modos de sustraer una actividad de su economía propia para darle un nuevo uso. En la fiesta se come para estar juntos, la gente se viste no por el frío, se intercambian regalos y no se trata de un intercambio económico.

Finalmente llega a desarrollar la idea de desobramiento de la ley. La ley no es simplemente abolida, sino sustraída de su economía, pudiéndose tal vez hacer otro uso de ella. Es aquí que puede al fin llegar al problema de la potencia destituyente. Hay un elemento destitutivo, se sustrae una actividad, se suspende una obra, una economía para hacer otro uso de ella. En ese sentido habla de potencia destituyente.

Destituir, no abolir, las obras del poder haciendo uso de una condición propia. El poder destituyente no está ligado a la praxis sino a una forma–de–vida. Hacer uso de una condición propia y sustraerla de la ley.

Se trata de una relación con la ley que la vuelva inoperante, haciendo uso de una condición propia, no se trataría de dejar de ser esclavo si no de hacer uso de esa condición, un nuevo uso. Ubica dentro de la ley referida al poder, al estado de excepción, como la abolición de la ley. Dentro de la ley, la ley misma queda abolida. Se refiere al estado de sitio o al campo de exterminio. También el superyó esta referido a la abolición de la ley en su ejercicio mismo. El desobrar permitiría desactivar también esta ley. Una potencia destituyente que desactive mediante un nuevo uso. Permitiendo así una nueva relación con la ley.

Me serví en otras ocasiones de estas ideas para pensar, como dije antes, la transferencia o el juego, esta vez me sirvo de ellas para pensar, también, la transmisión (o la escritura teórica, que finalmente tiene la función de transmisión). ¿Cómo inventar un lenguaje teórico que sea producto de una transformación poética producida por haberle dado lugar a la experiencia clínica, cómo inventar cada vez una posición en la escucha que al dar entrada a lo que allí se juega, reescriba una y otra vez los conceptos?

¿Y cuál es el lugar en esta invención del lazo entre analistas?

Para terminar, una cita de Foucault de La voluntad de saber: "Es honor político del psicoanálisis -o al menos de lo que en el pudo haber de más coherente- el haber sospechado cuanto de irremediablemente proliferante podía haber en aquellos mecanismos de poder que pretendían controlar y gerenciar lo cotidiano de la sexualidad (…) hay que reconocerle al psicoanálisis el haber estado- con alguna excepción y en cuanto a lo esencial- en oposición teórica y práctica con el fascismo."



*Alicia Rozental.

Psicoanalista. Supervisora en el servicio de psicología del CESAC 10. Coordinadora docente en el equipo organizador del seminario anual.

aliciarozental@yahoo.com.ar


Trabajo escrito a partir de lo desarrollado en la última clase del Seminario anual del CESAC 10: "Castración y Estructura subjetiva", en noviembre 2020.

Castración o constitución subjetiva
. Entre la teoría y la clínica, la posición del analist
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