Relación entre los dispositivos de poder y sexualidad desde la obra de Michel Foucault entre los años 1973 y 1978.
En este trabajo, Paolo Bifulco da cuenta de la relación entre los dispositivos de poder y sexualidad, desde la obra de Michel Foucault, acotándolos a la etapa de sus desarrollos teóricos que van desde el año 1973 a 1978.
En esta primera parte, establece los puntos relacionales entre las diferentes conceptualizaciones de la época, indicando específicamente los puntos compartidos entre dichas conceptualizaciones y dando cuenta del hilo conductor que relaciona los conceptos de poder y sexualidad, al modo que los lee y establece Foucault, centralizándose en dos bloques teóricos que podemos titular: 1) Cuerpos dóciles, disciplina y panoptismo; y 2) Confesión, carne, convulsión y enfermedad.
por Paolo Bifulco *
Primera Parte
A modo de inicio
Primeramente, sería conveniente definir lo más concreto posible (con las dificultades que dicha sintaxis podría cotejar) lo que entiende Foucault por Dispositivo y por Poder, para luego pensarlos y desarrollarlos junto con la idea que despliega de sexualidad.
¿Qué es un dispositivo para Foucault? Es un conjunto heterogéneo de discursos, instituciones, reglamentos, leyes, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, lo que se dice y lo que no se dice, que al articularse configuran un cuerpo.
¿Y el poder? Si bien Foucault va definiendo la idea de poder a lo largo de toda su obra y ampliándola de acuerdo a los temas analizados, es imperioso situarnos en los años en los cuales se centra nuestro trabajo y acotar la definición a ese momento dado.
Precisamente Vigilar y Castigar abre toda una nueva temática de conceptualización respecto de la idea de poder en la obra Foucaultiana, y a partir de la genealogía que se desarrolla allí, es que podemos abordar este asunto de la manera en que pretende el autor.[i]
Pero como nuestro compromiso ha sido abordar la relación entre poder y sexualidad, creemos pertinente primero ubicar la concepción de poder que Foucault presenta en La Historia de la Sexualidad, Tomo 1, La voluntad de saber, donde allí sí manifiesta claramente su conceptualización.
En la citada obra, el autor define al poder como:
“la multiplicidad de las relaciones de fuerza inmanente y propias del campo en el que se ejercen, y que son constitutivas de su organización; el juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones de fuerza encuentran las unas en las otras, de modo que formen cadena o sistema, o, al contrario, los desniveles, las contradicciones que aíslan a unas de otras; las estrategias, por último, que las tornan efectivas, y cuyo dibujo general o cristalización institucional toma forma en los aparatos estatales, en las formulaciones de la ley, en las hegemonías sociales”. (Foucault, 2008: 89)
También en dicha obra, Foucault se encarga de aclarar que el poder está en todas partes, que, si bien no lo engloba todo, viene de todas partes; además sugiere que nos intentemos deshacer de una representación jurídica y negativa del poder, que renunciemos a pensarlo en términos de ley, prohibición, libertad o soberanía si es que queremos realizar un correcto abordaje en su obra en torno a éste y su relación con la sexualidad.
Asimismo, ilustra lo que no es pertinente considerar como poder. Donde el análisis no debería postularse en la relación con la soberanía del estado, la forma de la ley o la unidad global de una dominación. “El poder no es una institución y no es una estructura, no es cierta potencia de los que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada” (Foucault, 2008: 89)
Como síntesis de estos párrafos, y tomando el permiso de acercar algunos postulados más avanzados de su obra, que permiten arrojar más albor a las definiciones, podemos decir que “el poder existe solamente cuando es puesto en acción (…) un conjunto de acciones sobre otras acciones” (Foucault, 2014; 14)
Realizando estas salvedades, e intentando definir el espectro del concepto de poder por donde nos deslizaremos en el desarrollo de nuestro trabajo, abordaremos el recorrido que realiza Foucault para dar cuenta de la relación entre Poder y Sexualidad, sus diferentes entrecruzamientos históricos, sus influencias reciprocas, y los distintos puntos y referencias en los que se apoya.
1) Cuerpos dóciles, disciplina y panoptismo
Michel Foucault no duda en afirmar que en el curso de la edad clásica ha habido todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de poder.[ii] Ni tampoco le titubea el pulso al sentenciar que “en toda sociedad, el cuerpo queda atrapado en el interior de poderes muy ceñidos que le imponen coacciones, interdicciones u obligaciones” (Foucault, 2009: 158) Desde aquí, y bajo la idea de la docilidad de los cuerpos, el filósofo francés despliega sus análisis para dar cuenta de las disciplinas: “Métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas” (Foucault, 2009: 159). A su vez, detalla varias técnicas para el despliegue de las mismas, que dispone como consecuencia el control de la actividad mediante: 1) El empleo del tiempo, donde se establecen ritmos, se determinan ocupaciones y se regulan los ciclos de repetición. En el cual la exactitud, la aplicación y la regularidad son las virtudes fundamentales del tiempo disciplinario; 2) La elaboración temporal del acto: un alto grado de precisión en la descomposición de los gestos y de los movimientos que dan lugar a la 3) puesta en correlación del cuerpo y el gesto, donde se impone la mejor relación entre la actividad global de un cuerpo y un gesto cuya condición es eficacia y rapidez; que precipita, por lo tanto, 4) la articulación cuerpo-objeto, que deviene en una utilización exhaustiva que intenta intensificar el uso del menor instante.
De esta forma podemos afirmar, tal como lo hiciera Foucault, que “el poder se articula directamente sobre el tiempo, asegura su control y garantiza su uso” (Foucault, 2009: 186) y que la disciplina es una “anatomía política del detalle” (Foucault, 2009: 161).
Entonces, al disponer así de cuerpos dóciles posibles de disciplinar, se podrán enderezar conductas, guiar esa posibilidad (de conducta) y poner en orden sus posibles efectos[iii].
Asimismo, el poder disciplinario somete, separa, analiza, diferencia y lleva sus procedimientos de descomposición hasta las singularidades más necesarias y suficientes, es decir: fabrica individuos. Para ello se ponen en juego tres instrumentos básicos: 1) la inspección jerárquica donde el juego de la mirada cobra la mayor relevancia (verlo todo permanentemente con una sola mirada) y donde el ejemplo paradigmático es el campamento militar; Foucault afirma al respecto: “Este sistema hace resistir al conjunto, y lo atraviesa íntegramente por efectos de poder que se apoyan unos sobre otros” (Foucault, 2009: 207); 2) la sanción normalizadora que obliga a la homogeneidad pero individualiza al permitir las desviaciones; y 3) el examen, que combina las técnicas de los dos anteriores y se halla en el centro de los procedimientos que constituyen al individuo como objeto y efecto de poder, y como efecto y objeto de saber. Deteniéndonos rápidamente en estos tres instrumentos, debemos tener en cuenta conceptos como: “inspección”, “norma”, “desviaciones”, “examen”, que nos llevaran a un mayor entendimiento en los vínculos para con la sexualidad.
Además debemos destacar la idea que presenta Foucault del Panoptismo, inspirado en la figura arquitectónica de Bentham.[iv] Este Panóptico, definido también como “la máquina de ver, (…) está destinado a difundirse en el cuerpo social” (Foucault, 2009: 240), de allí que se traza un paralelismo con las formas arquitectónicas y disciplinarias de las escuelas, los hospitales, las fábricas, las prisiones[v]. El panóptico se convierte en una maravillosa máquina que, a partir de los más variables anhelos y diferentes deseos, fabrica efectos de poder homogéneos. El panoptismo, así, se socializa, y pasaría a formar parte del “principio general de una nueva “anatomía política” cuyo objeto y fin no son las relaciones de soberanía sino las relaciones de disciplinas” (Foucault, 2009: 241). La formación de una sociedad disciplinada remite a cierto número de procesos históricos amplios, en los cuales la disciplina toma lugar y hace a esos procesos, ya sean procesos económicos, jurídicos, políticos, científicos, etc.
A modo de síntesis y cierre de este primer apartado, nos parece oportuna la siguiente cita que, creemos, sintetiza de manera eficaz las ideas planteadas hasta aquí; y nos determina el camino para avanzar hacia los postulados Foucaltianos sobre sexualidad:
“Nuestra sociedad no es la del espectáculo, sino de la vigilancia; bajo la superficie de las imágenes, se llega a los cuerpos en profundidad; detrás de la gran abstracción del cambio, se persigue el adiestramiento minucioso y concreto de las fuerzas útiles; los circuitos de la comunicación son los soportes de una acumulación y de una centralización del saber; el juego de los signos define los anclajes del poder; la hermosa totalidad del individuo no está amputada, reprimida, alterada por nuestro orden social, sino que el individuo se halla en él cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda una táctica de las fuerzas y de los cuerpos. Somos mucho menos griegos de lo que creemos.
No estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena, sino en la máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos, ya que somos uno de sus engranajes.” (Foucault, 2009: 250)
2) Confesión, carne, convulsión y enfermedad
Hay varios conceptos vinculares entre la idea de poder y sexualidad. En el transcurro de estas líneas, de aquí en adelante (luego de definir los conceptos de poder y disciplina anteriormente desarrollados) los iremos mostrando.
Uno de ellos es la confesión, que hace de nexo entre poder, disciplina y sexualidad. A grandes rasgos, podemos mencionar que la confesión sale de la iglesia y se hace laica. Pero para llegar a esta definición Foucault hace todo un recorrido de la confesión, que lo desarrolla a lo largo del curso dictado entre los años 1974-1975 en el Collège de France[vi]. Las ideas que desarrollaremos en este apartado, y en el siguiente, estarán centradas en algunas clases de este curso.[vii]
Foucault vincula a lo que en algún momento histórico fue la confesión forzosa y obligatoria con la sexualidad. Relaciona confesión y sexualidad: “En Occidente la sexualidad (…) es lo que estamos obligados a confesar” (Foucault, 20014: 159) afirma. De este modo ubica el concepto de penitencia y desarrolla la idea de que alrededor de ella comienza a formarse el núcleo de la confesión.[viii]
Para conectar estos conceptos (confesión y penitencia) y trazar un paralelismo con lo expuesto en el apartado anterior, creemos conveniente ubicar una cita que condensa congruentemente estas ideas:
“En suma, desde la penitencia tarifada en la Edad Media hasta los siglos XVII y XVIII, vemos esa especie de inmensa evolución que tiende a duplicar una operación, que en su inicio ni siquiera era sacramental, con todo una técnica concertada de análisis, elecciones meditadas, gestión continua de las almas, las conductas y finalmente los cuerpos (…) Creo que en la instauración dentro de los mecanismos religiosos de este inmenso relato total de la existencia es lo que está, en cierto modo, en el segundo plano de todas las técnicas de examen y medicalización que se verán a continuación.” (Foucault, 2014 177)
Efectivamente, Foucault sostiene que, la penitencia y la confesión se articulan con toda una técnica que lleva a operar sobre los cuerpos y sus manifestaciones, y que ésta estará presente (en segundo plano) en todas las técnicas de examen y medicalización posteriores (recordemos el concepto de examen trabajado anteriormente). Parte de este planteo trataremos de desarrollar a continuación.
Ahora nos abocaremos a la carne, un nuevo procedimiento de examen, que tiene a su vez lazo directo con la confesión. “La carne es esencialmente (…) lo que se confiesa” (Foucault, 2014: 188) Con ella vemos aparecer al cuerpo de deseo, y como consecuencia de ello, junto con ciertos mecanismos de apoyo, devendrá el fenómeno de la posesión: “fenómeno muy típico de la introducción de un nuevo aparato de control y poder en la iglesia” (Foucault, 2014, 189). La posesión traerá un sistema de relación triangular que se conformara entre la religiosa poseída en un extremo, y el diablo en el otro, y triangulando esta relación ubicaremos al confesor.[ix] Foucault nos alecciona y nos señala que la marca de la poseída será la convulsión, “la forma plástica y visible del combate en el cuerpo de la poseída” (Foucault, 2014: 198). Por lo tanto, aunando y sintetizando estos últimos conceptos podemos decir junto a Foucault que:
“la carne que la práctica espiritual de los siglos XVI y XVII pone de manifiesto se convierte en la carne convulsiva (…) La carne convulsiva es el cuerpo atravesado por el derecho de examen, el cuerpo sometido a la obligación de la confesión exhaustiva y el cuerpo erizado contra ese derecho y esa obligación.” (Foucault, 2014: 199)
La experiencia cristiana de la carne, como figura histórica singular, puede distinguirse como la experiencia de la sexualidad.[x] Y aquí nos enfrentamos a un problema clave para la Iglesia Católica del siglo XVII y a un punto bisagra en el desarrollo de los conceptos que venimos mostrando: ¿Cómo gobernar la carne sin caer en las trampas de las convulsiones? Problema que enlaza a la Iglesia consigo misma, a la sexualidad, a la carne y al cuerpo. Para resolver este problema Foucault propone que la Iglesia introdujo una serie de mecanismos a los que denominó: Los grandes anticonvulsivos, y los engloba bajo tres encabezados: 1) Un moderador interno (el confesor) bajo la forma de la discreción: La modulación estilística de la confesión y de la dirección de la conciencia, dentro de un discurso exhaustivo y reservado. 2) La transferencia externa (punto importante): La expulsión del convulsivo mismo. Aquí comienza a operarse la gran y celebre transmisión de poder a la medicina.[xi] “Al anexar esa carne que, en el fondo le propone la iglesia misma a partir del fenómeno de la convulsión, la medicina va a hacer pie por primera vez en el orden de la sexualidad” (Foucault, 2014: 209). Encontramos entonces, así, la inmersión cada vez mayor de la convulsión en el discurso y en la práctica médica. 3) El apoyo que el sistema eclesiástico buscó por el lado de los sistemas disciplinarios y educativos. Como consecuencia de este último punto nos encontramos con toda una técnica que se despliega alrededor del cuerpo vigilado del adolescente, el cuerpo del masturbador[xii]. A partir de esta nueva versión disciplinaria que se abre, y las derivaciones a las que conduce, nos avocaremos en el apartado siguiente.
* Paolo Bifulco: Lic. en Psicología UBA / Concurrente C.A.B.A Hospital infanto-juvenil Tobar García, rotante externo Centro de Salud Mental Nro. 3 “Dr. Arturo Ameghino” / Ayudante T.P. Salud Pública y Salud Mental, Cat. II Prof. Adj. Reg. D. Tajer, Facultad de Psicología UBA; paolojbifulco@gmail.com
Notas:
[i] Cabe aclarar que de ninguna forma basta con el análisis de este libro para tener una idea acabada de lo que presenta Foucault como “poder”, pero sí es un acercamiento de cierto peso y pertinencia. Sus postulados con respecto a la temática del poder, y en su propuesta junto con el saber, produciendo la relación Saber-Poder, es mucha más extensa y abarcaría un mayor recorrido a lo largo de toda su obra, que excede los límites de este trabajo.
[ii] Foucault, Michel (2009). “Los cuerpos dóciles”. En: Vigilar y Castigar (pp. 158-197). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores
[iii]Foucault, Michel (2014) “El Sujeto y el Poder”. Extraido el 16 de Octubre de 2014, de http://www.elseminario.com.ar
[iv] Según Foucault, el Panóptico se conforma de la siguiente manera: “…en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro, una torre, ésta con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está dividida en celdas (…) Tienen dos ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a otra. Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por tal efecto de la contraluz, se pueden percibir desde la torre (…) las pequeñas siluetas cautivas en la celda de la periferia (…) El dispositivo panóptico dispone de unas unidades especiales que permiten ver sin cesar y reconocer inmediatamente. (…) La visibilidad es una trampa.” (Foucault, 2009: 232)
[v] Foucault, Michel (2009). “El Panoptismo”. En: Vigilar y Castigar (pp. 227-261). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores
[vi] Foucault, Michel (2014), “Los anormales”. Curso en el Collège de France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
[vii] Más precisamente, nos centraremos en las clases del 19 de Febrero, del 26 de Febrero y del 5 de Marzo de 1975, dictadas en el Collège de France.
[viii] Foucault, Michel (2014) “Clase del 19 de Febrero de 1975”. En: Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
[ix] Foucault, Michel (2014) “Clase del 26 de Febrero de 1975”. En: Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
[x] Foucault, Michel (2008). “Introducción. Punto I: Modificaciones”. En: La Historia de la Sexualidad. Tomo 2. El uso de los placeres (pp. 9-19). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
[xi] Foucault, Michel (2014) “Clase del 19 de Febrero de 1975”. En: Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
[xii] Foucault, Michel (2014) “Clase del 26 de Febrero de 1975”. En: Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
Bibliografía
- Foucault, Michel (2009). Vigilar y Castigar (pp. 227-261). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
- Foucault, Michel (2008). La Historia de la Sexualidad. Tomo 1. La voluntad de saber (pp. 127-152). Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
- Foucault, Michel (2014). Los anormales. Curso en el Collège de France (1974-1975). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
- Foucault, Michel (2014). El poder psiquiátrico. Curso en el Collège de France (1973-1974). Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
- Foucault, Michel (2008). La Historia de la Sexualidad. Tomo 2. El uso de los placeres. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
- Foucault, Michel (2014) “El Sujeto y el Poder”. Extraído el 16 de Octubre de 2014, de http://www.elseminario.com.ar
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