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El amor no vence al odio, discĂșlpame.

  • SebastiĂĄn Cañete
  • 6 may 2024
  • 3 Min. de lectura


En este texto, Sebastiån Cañete comparte sus reflexiones ante los violentos discursos que tan "libremente" estån comenzando a circular, avasallando nuestros derechos. Se pregunta qué hacer frente a tanta crueldad y recupera fragmentos de memoria que "sostiene y reacciona".


por Sebastiån Cañete* 

 


“El amor no vence al odio, discĂșlpame”, me dice D por mensaje de texto, mientras nos segundeamos frente a la indignaciĂłn que nos produce la violencia. Hace 4 meses que nos pasa de todo, una serie infinita de catĂĄstrofes que nos deja perplejos, desanudados, frĂĄgiles. Entiendo por muchos motivos desde quĂ© lugar esa consigna perdiĂł eficacia, se volviĂł un estandarte de una Ă©poca que perdiĂł el brillo, formarĂĄ parte de las cosas que deberĂ­amos poder volver a pensar y discutir hasta el cansancio. 

“Cuando el Estado promueve, incentiva y financia la homosexualidad como lo ha hecho, hasta la apariciĂłn de Javier Milei en la escena, estĂĄ incentivando una conducta autodestructiva”. Esas fueron las palabras que tan “libremente” se encuentran circulando en las redes sociales, no quiero que quede en polĂ©mica o la obtusa lectura de provocaciĂłn que no alcanza para hacerle frente a tanta crueldad junta. ÂżQuĂ© hacemos frente a la crueldad? ÂżDĂłnde estĂĄ la fuerza que supimos conseguir?  

La memoria sostiene y reacciona: Era Julio de 2010 y tenĂ­a 21 años, le habĂ­a dicho a mi vieja que me juntaba con amigos a estudiar, pero ese fue un pequeño engaño, me estaba emancipando en distintos niveles. En realidad, estaba en el congreso con mi grupo de compañeros maricas con los que militĂĄbamos el conurbano bonaerense, La Matanza, MorĂłn, Moreno, LanĂșs y otros municipios cercanos. Todos pibitos de barrio, clase trabajadora, estudiantes, artistas, seres increĂ­bles. Nos formĂĄbamos polĂ­ticamente con el calor de las travas mĂĄs hermosas del condado, ellas nos sostuvieron siempre, ellas nos heredaron la dignidad de la furia. Esa noche tenĂ­amos la esperanza entre los labios, si todo salĂ­a bien se iba a aprobar la ley de matrimonio igualitario, un avance, una ampliaciĂłn de derechos civiles, un reconocimiento como ciudadanos de un paĂ­s que nos resultaba maravilloso, la posibilidad de empezar a nombrar nuestros afectos con nuestras propias palabras, algo crucial para nuestra comunidad.   

Muchos fuimos testigos del debate acalorado en el congreso, recuerdo muy bien la intervenciĂłn de Pichetto que en ese momento dio una exposiciĂłn acusando a Negre de Alonso de fascista al proponer la “objeciĂłn de conciencia” frente a la uniĂłn de dos personas del mismo sexo. Pichetto denunciaba que la inclusiĂłn de esa clĂĄusula era propia de un modelo de Estado totalitario. Al ser el jefe del bloque mayoritario fue el encargado de cerrar el extenso e histĂłrico debate, una clara posiciĂłn contra los discursos eclesiĂĄsticos, Ă©l votĂł a favor.  

El frĂ­o calaba en los huesos, amuchados y amuchadas alrededor del congreso se aprueba la ley de matrimonio igualitario. Recuerdo el pico de adrenalina, el cuerpo reclamando exaltaciĂłn, la oportunidad de abrazarse con el chico que te gustaba y que pululaba cerca, a unos metros. Besos intensos por toda la plaza, lĂĄgrimas y gritos, cantos y bailes, la furia en la boca devino en grito de liberaciĂłn. Como una horda sin padres corrimos a danzar alrededor del obelisco, un pogo de cuerpos que no necesitaban de mĂșsica para hacer contacto.  

Todavía puedo ver la sonrisa del Chino, de oreja a oreja y ese brillo en los ojos que me gritaban que esa noche era todo esperanza. Algo en el pecho se había vuelto un poco mås liviano, creímos que nunca mås nuestras vidas iban a ser objeto de cuestionamientos o el blanco fåcil de las mentes obtusas. Eståbamos plantando justicia frente a años, infancias, historias y personas sometidas a destrato sistemåtico. Ya los miedos no nos abrumaban, tuvimos la capacidad política de inventar nuestro propio amparo. ¿Cómo nos vamos a defender ahora? ¿De qué o quiénes nos tenemos que defender? ¿Qué inventamos de nuevo para atravesar esta derrota?  



* Psicoanalista (UBA), Escritor. Trabajador de la Educación, Lic. En Psicología Min. De Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Docente en Dirección de Orientación y Acompañamiento a las y los estudiantes Universidad Nacional de Hurlingham. Maestrando en Estudios Interdisciplinarios de la Subjetividad (FILO-UBA).



 

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