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Tributo a las diosas de la risa (y de la obscenidad) ¿Por qué estamos tan cansadxs?

Actualizado: 18 sept 2023


Crédito de la imagen: Hilma af klint



"...de los que, cansados, quieren correr"

La covacha


"...con sustos intermitentes, súbita como el salto de un tigre, la vida emerge alzando su oscura cresta en el mar”

Virginia Woolf


"...una voluntad de hacer pasar el aullido…barroco de trinchera"

Nestor Perlongher



por Natalia Maldonado con aportes de las fuegas *



Esto no es un texto escrito por un Otro anónimo y abstracto llamado "El Feminismo". Esto lo escribo yo, que es otro, también.

Bueno, no quiero arrancar enredada. Ya estoy.


Hace poco surgió entre mis amigas la reflexión acerca de nuestros cansancios crónicos (harta, cansada, meme de tirada en la cama tapada hasta la nuca, etc). Todes lo estamos, pero ¿qué hay de particular de nuestros cansancios de mujeres cis y disidentes? Hipótesis: las mujeres cis y cualquier modo de habitar no hegemónico o diferencia desigualada (las disidencias trans calculo que mucho más, hay escritos muy bellos como fuegos: "las malas"), cargaríamos un plus de malestar por tener que hacernos espacio, demostrar, explicar, huir, por ser más cuestionadas, ser mediadoras, decodificar sufrimientos propios y ajenos, en un mundo que nos excluye y si se agregan diferencias desigualadas, más ¿Qué piensan? ¿Podría ser el puntapié para ensayar otra cosa?


Rebecca Solnit dice que las mujeres solemos luchar en dos frentes: el frente de cualquier discusión en sí y el frente del simple derecho a hablar, a tener ideas, a hacer valer nuestra voz. Esta batalla cansa, pero la seguimos dando por nosotras, pero también por otras mujeres que tienen algo para decir, para que puedan decirlo.

También surgió el tema acerca de nuestras vacaciones. Las esperamos, las deseamos y las nombramos: desenchufes, desconexiones, fingir demencia, escapada, raje, tirar la de humo para volver casi al mismo lugar. Las palabras que usamos no son ingenuas. Entre tanta batalla, nos convertimos en fugitivas como estrategia de supervivencia, armamos trincheras personales, que también son políticas.


En un gesto barroso diría que lo que estoy escribiendo ya se está deconstruyendo. Hay un tejido de conversaciones. Hago foco, visibilizo risa.

Que las mujeres o grupos de fugades cuando nos juntamos, por fuera de la lógica patriarcal (de la competencia y de ubicarnos casi estratégicamente, por momentos, como objeto de deseo) aparece la risa, la profanación, la obscenidad de las entrañas, el erotismo y el movimiento que solo logramos ahí o en momentos de similar intimidad. No porque exista un afuera del patriarcado sino porque podemos ensayar algo de eso. Son experimentos en donde reencantamos el mundo. Incluso quizá hacemos venir del futuro a la vida enredada en un pasado mal escrito. Estas operaciones no están garantizadas por el hecho de ser mujer como si fuera una esencia o habitar disidencias.



Habitamos, mejor digo, nos habitan, boceto, dos lógicas:

  1. Patriarcal, colonial, totalitaria, universal, UNO, capitalista, individual, absoluta, acumulativa, productiva, goce del capital, de la apropiación, del territorio como propiedad privada, burocrática, monógama, binaria, del poder como ejercicio de abyección, mortífera, literatura de maestros, busca saber. Capacitista. Heterosexualidad con mayúscula (como me comentó Pablo Tajman). Cerrada.

  2. Comunitaria, decolonial, parcial, testimonial, vulnerable, no toda, inútil, MÚLTIPLE, plural, no busca valor sino encuentro, poliamorosa (la Vasallo), vital, escritural, histórica, literatura menor, callejera busca verdad, territorio cantado ("Habitar como un pájaro"), bailado, común, transfeminista, de heterosexualidades con minúscula ni obligatoria, disidente. Abierta.


Las cohabitamos, las mezclamos, las visibilizamos, las performateamos, las padecemos, a veces, por estrategia, a veces nos agarran, a veces no queda otra. ¿Hay un afuera del capitalismo? La ciencia ficción ensaya. ¿Hay un afuera del capitalismo? Derrida dice no hay fuera de texto ¿hay alternativa al realismo capitalista? Fisher muestra lo que lo quiebra ¿hay fuera del capitalismo? Hay depresiones… ¿hay? Se presenta como ahistórico y por ende inmortal.


La escritura es plástica. También tiene algo de experimentación, de modelado. Por eso intento escribir de la experiencia entre mujeres y disidencias.

Experiencias, experimentos que trazan nuevos caminos. Lo que pasa en un encuentro de estos, de ESOS, como un análisis. ¡El análisis y sus escrituras!

Para mí, un análisis termina (intermitente) donde empieza el tiempo de la inmanencia, la traza y el juego. De lo desconocido, del no saber. No se resuelven las coordenadas vitales, se habitan, se metabolizan, se hacen incógnita. Hay agencia ahí donde hay dónde. Acto que anima. Creo que si el psicoanálisis, si es así, sigue causándome es porque me interesa el decir y su vibrar (Esto es para otro escrito)


En analisis habité y me aliviané en las verdades a medias, en lo parcial de un testimonio. Lejos de los universales, más acá de lo común. Siguiendo el rastro impersonal, también.

El testimonio, la literatura menor de Deleuze y Guattari.

Antes buscaba ese dicho que lo dijera todo. La certeza, la vía del sentido, la vía del valor, del goce del capital. Llegar a algún lugar donde lo que se diga sea más importante que el decir. Habitar los bordes y márgenes de nuestros sufrimientos éxtimos. Parcialidad que habilita, además, a poder escuchar, a leer y conmoverse.

Tope que evita universales. El tope que hace lugar. Fragmentos. Palimpesto. Políticas de la otredad. Qué se yo.

Donna Haraway piensa y habita una relacionalidad situada, conocimiento parcial. Lo que no es relativo, es situado. La prueba de testimonio creíble, de objetividad fuerte. No se puede separar ciencia y política. Cuando todo el cuerpo de conocimiento lo producen hombres blancos, occidentales y privilegiados piensan que no están actuando como hombres blancos. Se esfuerzan mucho en no ser parciales. Pero aquellos que habitan categorías sin marcas son incapaces de verse a sí mismos, de intrigarse. La otra objetividad es débil, frágil, inadecuada y llena de agujeros. La objetividad fuerte sabe que no es completa. Quienes no tiene más opción que habitar las categorías marcadas de género, color y lugar en un sistema de explotación y colonialismo pueden potencialmente construir una clase de objetividad más fuerte. Es una búsqueda constante de lo que ha sido excluido no para incluir sino para reconocer situacionalmente, límites, capas, diseminaciones, contradicciones fecundas, historias y consecuencias. La inclusión puede acallar gente. Compost. Capas múltiples de conflicto generativo y colaboración. El resultado: conocimientos parciales sin forzar un conocimiento falsamente universal. Devenires. Potencias. Conflicto.


Con mis amigas, sucede que las pasiones tristes se desarman, se desenquistan. ¿Cuál es esa operación? ¿Cómo desencarnar las pasiones tristes que nos habitan? Está mal hecha la pregunta. Maldita la pregunta que maldice, que no ilumina nada. No se trata de desentenderse de nuestros desánimos. Más bien se encuentran, se parodian, se estremecen, se visibilizan los mapas que los producen.

Eros anda encerrado. Los encuentros lo liberan.

Se acerca y cerramos la puerta, en la cara. Límites para alzar la voz, límites en incorporar vincularidades no hegemónicas, hechizos, intensidades, trabas, cerraduras. Miedo a ser mal devoradas ("antropofagia zombie"). No porque no nos habite la posibilidad sino por terror. Por eso al terror le oponemos territorios comunes. Las reuniones de mujeres-multiplicidades son, carcajada tras carcajada, territorios intimo-políticos. Algo cocinan.


¿Por qué se restituyen las pasiones alegres en la obsenidad entre amigas? Obsenidad como despliegue sin represión de esos decires que solo les decimos a les amigues. “Políticas de liberación conjunta”

Hasta que todo sea como soñamos

En "Mujeres que corren con los lobos" se repone el mito de Deméter y Baubo. Dos diosas griegas de la tierra y la fertilidad, del goce, del placer. Perséfone había muerto. Sin su hija, Deméter, estaba hundida en una terrible depresión. Lógicamente, pobre. Todo era sequía, no había cosechas. Un dia se encuentra con Baubo y ella le cuenta un relato tan obsceno que Demeter se tienta de risa y todo vuelve a crecer. Aunque sea un ratito. No se recupera lo roto. Es otra operación. En el libro las figuran como las diosas obscenas, vulgares, que levantan un carnaval de risas, que te arrancan depresiones. Océano afectivo. Lo más parecido a reírse en un funeral. No da. Incorrección. ¿Cómo haces para parar? Y sin embargo…


Si tuviera que elegir un instante del encuentro con amigas es ese: la risa de las vísceras, algo cómplice. Encuentros para hablar de trabajo, del hartazgo, para luchar, para refugiarse, para romper con las culpas, para compartir incertidumbres, para preguntarnos por qué se trabaja tanto, para cantar a los gritos, “para liberar la vida ahí donde esté presa”, para "arriesgarse al secreto". Para juntar corajes. Para salir a las calles. Una fiesta de penumbras.


“Narcisizar la potencia

Trae el problema

De no saber

Habitar las heridas

La vulnerabilidad

quiebra la máquina

Ahí donde hay que poder”


Hablar la herida. "Rendición elegida"


Digo, qué fácil sería llevar las fantasías (de mundos en devenir) en soledad (queriendo correr) y, sin embargo, ¡qué aburrido! El encuentro entre mujeres, cis o trans, masculinidades trans, disidencias o cualquier fuga (perdón por no aclararlo siempre y cada vez) tiene ese no sé qué. ¡Qué placer se encuentra y se habita cuando una pone a jugar sus fantasías más profundas, cuando quien te escucha se siente afectada y enseguida empieza a contar las suyas! Aunque esto termine vulnerabilizándonos o en gestos ridículos. Una sale por la vida con ganas. Para rajar de la solemnidad.

Porque nuestros cuerpos son nuestra perdición y, a su vez, nuestro poder más feliz. Es del cuerpo que disfrutamos. ¿Un cuerpo triste puede luchar? Cuerpo ¿qué hace cuerpo?


Cortázar habla en Berkeley acerca del ritmo en la literatura, el estilo podría decir, el gesto de encantar. Encantar por encantamiento y hechizo y, encantar como un canto. En-cantar entonces. ¿Cómo encantar el mundo? ¿Cómo hacer que el mundo nos encante? ¿Qué músicas creamos juntas que se mueve el esqueleto, las vísceras, las entrañas? ¿Qué ríos sentimentales?

¿Que mueve al cuerpo? ¿El odio? ¿La bronca? ¿La tristeza? ¿Contraviolencia, defensa, resistencia? ¿La incomodidad?

Y, también, están las amigas y amigues con quienes pensamos con los pies, con quienes fluimos y nos estancamos de risa y nos inspiramos. Como las caminatas de Virginia Woolf. Amiga! ¡Sos como un paseo al sol en otoño!


“Retorcer este cansancio

Apretujarlo

hasta que caigan gotas

Y expandirlo al sol

Retuerzo”


Al cuerpo que nos inventamos juntes cada vez (el cuerpo acontece) liviano y erótico lo mueve el deseo o la viruta de nuestra historia de complicidades. Deseo de deseo. Equívocos. Una praxis. Chispas. Desarreglos.

Entregarse a una experiencia con confianza. Desaprender. Ensayar lo común iluminando lo impersonal. En donde (porque sí, las amigas son un lugar) las pasiones se mezclan, en donde lo agresivo no anda solito lastimando.

Intimidad pasajera, intimidad que hace mundo, ficción, intimidad y nomadismo. Un pequeño mundo transitorio hasta que baile el mundo. Una extranjería. Una resistencia creativa e insistente a la totalización.

Llevo demasiados meses con este texto en el cajón virtual… Escribir, afortunadamente, no sirve para nada.



* Natalia Maldonado: Psicoanalista. Trabajadora de salud en CSMN3 "Ameghino"

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