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Lo que tengo de buena lo tengo de mala: escribir desde el orgullo.

Actualizado: 18 sept 2023

 

En el día del orgullo, Sebastián Cañete nos acerca una reflexión sobre la politización de la escritura y la importancia de la amistad.



Por Sebastián Cañete*



Nuestro orgullo es político y vociferante. En estos tiempos de derechas extremas, de violencias permanentes, de complicidades pasionalmente tristes. Decir en una comunidad es urgente, al sur del mapa tenemos un linaje valioso de amazonas y letras filosas que rompen cualquier encanto normativizador. Recordaba "El teje”, primer periódico travesti latinoamericano, que nacía en el 2007 encabezado por Marlene Wayar, nuestra pitonisa. De su mano y en sus palabras llenó el mundo de sentidos necesarios para sobrevivir, necesarios para poder crecer como flores y yuyos pardos, autónomes y crecientes en el concreto de la zanja y en la fisuras de la academia. Nuestras maneras también de honrar nuestras muertes y colorear el cementerio mental que habitamos y en el que resistimos. Celebremos nuestras complicidades barrocas, esas impertinencias del sentido en las que Perlongher se hizo eternidad. Celebro ese lugar que son mis hermanas, el revoleo de ojos, la risa estridente, la fragilización de un río con su nombre en guaraní. Son esas las coordenadas que cuidamos como un botiquín de supervivencia dentro de la heteronorma que hoy está en crisis pero no por ello se siente menos rígida o violenta.Tenemos nuestras propias palabras para nombrar lo que nos duele, lo que nos jode y ese punto exacto donde nuestra potencia es la denuncia, la queja, el cotoleo, el gossip, frente a sus casilleros que nunca lograron del todo poder atraparnos y menos llamarnos al silencio. Hoy mientras veía a todo el mundo teñido del pride, pensaba en términos de comunidad y en la necesidad de hacer espacios, imaginarlos, colocarlos, disputarlos, darlos vuelta y recuperar nuestra vitalidad pagana. Nuestra celebración es crucial, es nuestra venganza frente a la vejación sistemática,  frente a categorías impuestas a ultranza, frente al desprecio con los que muches, crecimos. No hay deshonra en esa venganza, es nuestra manera de vitalizar y nunca conformarnos con poco. Recordar-les que no estamos enfermos, lean bien. A las guerreras conurbanas, maricas-pensantes, vivientes que se resisten a la opacidad del mundo,  a la orientación unidireccional, al disciplina miento de ubicarnos al margen del centro y siempre por detrás. Hoy es el día para hechizarlo todo y gritar, fuerte, hasta que nuestra voz sea el mounstro que combata toda la maldad. Tal vez, y solo por hoy o un par de horas, algo de estas palabras circundantes se vuelva refugio para alguien al que todavía la quebradura de su ala le pese.





*Psicoanalista, Docente. IG: @sr.rayo

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